Técnicamente, el retraso a la hora de efectuar los pagos no es ilegal. Sin embargo, unos plazos de pago, demasiado largos, perjudican a las pequeñas empresas, y son perjudiciales para la inversión, la tesorería y los salarios.
El retraso en los pagos complica la vida a las pequeñas empresas. Aunque, técnicamente, no es ilegal, unos plazos de pago demasiado largos también son perjudiciales para la inversión, la tesorería y los salarios. La 'Directiva revisada' tratará de garantizar que los plazos puedan establecerse sobre una base más justa.
"En los acuerdos entre empresas, suele haber desequilibrios de poder entre el cliente y el proveedor, de modo que cuando el cliente es una compañía más grande, a veces, podemos observar cómo le seduce la idea de establecer un plazo de pago un poco más largo, para sus proveedores más pequeños. Esta práctica le proporciona un poco más de capital circulante, pero eso tiene un impacto negativo en la empresa más pequeña, que en muchas ocasiones, no tiene fuerza y poder para discutir la medida con su gran cliente", declara Véronique Willems, secretaria general de SMEunited.
"A menudo, el 50, 60 o 70 por ciento de la facturación de las pequeñas empresas depende de uno de los grandes clientes. Por ello, los pequeños empresarios no están dispuestos a decirles a esos clientes: 'oigan, quiero que los pagos no se demoren tanto'... Ni tampoco pretenden acudir a los tribunales, lo que sería aún más difícil para ellos", concluye Véronique Willems.