El pueblo nómada turcomano lleva miles de años viviendo al margen de las dinastías gobernantes, y hay que darle el valor que merece.
Los turcomanos, un grupo dinámico compuesto por más de dos docenas de grandes grupos tribales que existen desde el siglo IX, han desempeñado un papel importante en la configuración de la política, la economía, el arte y la cultura de Asia Central.
En nuestro último episodio de Cultura, descubrimos algunos de los símbolos más significativos de la identidad turcomana, que abarcan tanto la agricultura como las artes, comenzando por un valiente corcel, el caballo Akhal-Teke.
Caballos de oro turcomanos
Los turcomanos manejan los caballos como nadie en el mundo. La afinidad de los turcomanos por los caballos se ha desarrollado a lo largo de milenios. Evolucionó a partir de una relación de necesidad (la de facilitar el desplazamiento y la supervivencia de las tribus) y, desde entonces, se ha convertido en una parte muy querida del estilo de vida y la cultura turcomanos.
El caballo Akhal-Teke es especialmente importante. Se trata de una de las razas equinas más raras y apreciadas del mundo, y figura como símbolo de libertad en el escudo nacional de Turkmenistán.
Criado para resistir climas extremos, el Akhal-Teke es una de las razas equinas más antiguas que existen, pues su origen data de hace unos 3000 años en la región de Akhal, al sur del actual Turkmenistán.
Aunque su suave pelaje satinado es admirado por todo el mundo, el Akhal-Teke es algo más que un símbolo de belleza. Conocido por su velocidad, resistencia y valor, el Akhal-Teke se ha ganado el apodo de «caballo de oro» y es un firme símbolo de orgullo para Turkmenistán.
El último domingo de abril de cada año se celebra la historia compartida entre el Akhal-Teke y el pueblo de Turkmenistán, en el «Día del Caballo Turcomano». En dicha festividad hay ferias, exhibiciones, concursos de belleza equina y carreras de velocidad.
La protección leal de los Alabai
Las tribus turcomanas, que antiguamente vivían del pastoreo y dependían del ganado, se desplazaban con el cambio de estación para que sus rebaños pudieran pastar. Para proteger sus pastos y arrear al ganado en sus desplazamientos, los turcomanos recurrieron a la ayuda de otro amigo de cuatro patas.
Este leal protector es el Alabai, el legendario pastor turcomano, el perro más grande del mundo, con un peso de hasta 80 kilos. El Alabai es venerado hasta hoy, y actúa como símbolo del parentesco entre el pueblo turcomano y sus antiguas tradiciones pastoriles.
Al igual que el caballo Akhal-Teke, la existencia del Alabais se celebra en una fiesta estatal todos los años.
El oficio de las tejedoras turcomanas
Aunque el trabajo al aire libre de la tribu lo realizan principalmente los hombres , las mujeres turcomanas también tienen sus propias funciones. Tras esquilar a las ovejas en primavera y otoño, se entrega la lana a las mujeres para que la tiñan y la tejan.
Para ello, se calientan hierbas como la manzanilla y el yuzarlik, lo que permite extraer su pigmento y da lugar a una amplia paleta cromática de tintes naturales que se utilizan para teñir la lana y otros tejidos antes de tejerlos.
La tradición de tejer alfombras es una práctica mayoritariamente de mujeres, transmitida de madres a hijas a lo largo de los siglos. Dentro de la casa tradicional cuelgan sus alfombras de intrincado tejido y sus telas estampadas, que sirven tanto para fines decorativos como funcionales. La antigua práctica de tejer alfombras turcomanas constituye una parte importante de la contribución de las mujeres a la vida cultural y económica de las tribus y merece el reconocimiento de la UNESCO.
Cada año, en mayo, durante el Día de la Alfombra Turcomana se celebran las habilidades y el talento de las mujeres turcomanas y su impacto duradero en estas tradiciones.
Identidad poética
El arte y la literatura en Turkmenistán también actúan como expresiones de identidad cultural. Una de las figuras literarias más significativas para el pueblo turcomano es el poeta del siglo XVIII Magtymguly Pyragy, famoso por sus expresiones poéticas sobre los valores morales, la humanidad, el patriotismo y el amor. Sus palabras, a menudo interpretadas en forma de canción, tienen un significado muy profundo para el pueblo turcomano y contribuyen a arraigar su orgullo nacional.
Está claro que de estas ricas tradiciones agrícolas y artísticas nace una identidad cultural orgullosamente celebrada. El caballo Akhal-Teke, los alabais y la alfombra turcomana encarnan elementos esenciales de esta identidad única, mientras que los poemas de Pyragy ponen en palabras la belleza intrínseca de toda la nación, Turkmenistán.