Kazajistán se ha transformado de la noche a la mañana en una potencia mundial del ajedrez, con récords de medallas, estrellas en ascenso y una nueva generación de grandes maestros.
El ascenso de Kazajistán en el ajedrez ha sido rápido y estratégico. En cuestión de unos pocos años, el país ha pasado de ser un competidor regional a una fuerza internacional, ha ganado medallas en escenarios de todo el mundo y ha inspirado a una nueva generación de prodigios.
La combinación de un liderazgo fresco, una financiación sólida y un enfoque sistemático, desde la introducción del ajedrez en las escuelas hasta el apoyo a los jugadores profesionales, ha propiciado este ecosistema próspero. El ajedrez ha pasado a formar parte de la vida mediática y comunitaria y se ha convertido en un símbolo de ambición intelectual y orgullo nacional.
Las mujeres llevan la delantera: hay cinco jugadoras kazajas en el Top 100 de Mujeres de la FIDE, que inspiran a toda una oleada de jóvenes talentos.