Italia, Bulgaria, Malta y la República Checa se han unido a la oposición belga y piden "soluciones alternativas". Los líderes de la UE se reunirán el jueves para decidir cómo hacer frente a las necesidades financieras y militares de Kiev los próximos dos años.
La propuesta de la Unión Europea de conceder un préstamo de reparaciones a Ucrania se enfrenta a "diferentes presiones desde distintos lados", ha advertido la jefa de la política exterior de la UE, Kaja Kallas, a medida que más países suman sus voces al coro del escepticismo.
"La opción más creíble es el préstamo de reparaciones, y en ello estamos trabajando. Todavía no hemos llegado a ese punto, y cada vez es más difícil, pero estamos trabajando en ello", dijo Kallas el lunes por la mañana antes de dirigirse a una reunión de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas.
"Todavía nos quedan algunos días", añadió, en referencia a la crucial cumbre que tendrá lugar el jueves y en la que los líderes decidirán cómo cubrir las necesidades financieras y militares de Ucrania para los próximos dos años. Se espera que la UE aporte al menos 90.000 millones de euros.
Sus declaraciones se producen después de que Italia, Bulgaria, Malta y la República Checa expresaran nuevas reservas sobre el préstamo para reparaciones, lo que refuerza significativamente la oposición de Bélgica.
Soluciones para actuar como "puente"
Según el plan, la Comisión Europea canalizaría los activos inmovilizados del Banco Central ruso hacia una línea de crédito a interés cero para Ucrania. Se pediría a Kiev que devolviera el préstamo una vez que Moscú aceptara compensar los daños causados por su guerra de agresión, lo que es poco probable.
La mayor parte de los activos, 185.000 millones de euros, se mantiene en Euroclear, un depositario central de valores en Bruselas. Los 25.000 millones de euros restantes están repartidos entre bancos privados de cinco países.
Desde el principio, Bélgica se ha resistido firmemente a la iniciativa, temiendo enfrentarse a las represalias de Rusia y a pérdidas multimillonarias en los tribunales. La semana pasada, el Banco Central ruso presentó una demanda contra Euroclear.
La Comisión ha intentado disipar las preocupaciones belgas ofreciendo una serie de garantías y salvaguardias para anular cualquier intento de arbitraje. Para evitar una repentina crisis de liquidez, la UE ha inmovilizado indefinidamente los activos rusos.
Pero en un giro inesperado, Italia, Bulgaria y Malta se unieron a Bélgica el viernes con una declaración conjunta en la que pedían a la Comisión que explorara "soluciones alternativas" con "parámetros predecibles" y "riesgos significativamente menores".
Estas soluciones, dijeron, deberían servir de "puente" para garantizar que Kiev siga financiándose y los líderes tengan más tiempo para debatir las dos principales opciones sobre la mesa: el préstamo de reparaciones basado en los activos rusos o el empréstito común a nivel de la UE.
Por su parte, el nuevo primer ministro de la República Checa, Andrej Babiš, se mostró de acuerdo con las preocupaciones del primer ministro belga, Bart De Wever, con quien se reunió la semana pasada, y sugirió que la Comisión "debe encontrar otras vías" para ayudar a Kiev. "En cualquier caso, no contribuiremos financieramente a la ayuda", dijo Babiš. "No podemos aportar dinero del presupuesto checo ni garantías".
Bélgica, a bordo
El lunes, Kallas admitió que las discusiones eran "difíciles", pero subrayó que el préstamo para reparaciones seguía siendo la solución más "creíble", ya que la deuda conjunta requeriría la unanimidad de los 27 Estados miembros. Hungría ha dicho que no dará su consentimiento.
"Hay diferentes presiones de diferentes lados, pero también tenemos que ser muy claros. Las otras opciones no tienen mucho vuelo. Ya lo hemos intentado antes", dijo Kallas.
"El préstamo para reparaciones se basa en los activos congelados rusos. Eso significa que no procede del dinero de nuestros contribuyentes, lo que también es importante", añadió. "También envía una señal clara de que si haces todo este daño a otro país, tienes que pagar las reparaciones".
Aunque técnicamente hablando el préstamo para reparaciones podría aprobarse con una mayoría cualificada, y por tanto sortear a la oposición, Kallas dijo que sería "importante" que al menos Bélgica, el principal custodio de los activos, se pusiera "a bordo".
"Lo que quiero decir es que, por supuesto, algunos países de Europa están más acostumbrados a las amenazas que presenta Rusia que otros, y quiero decirles que sólo son amenazas", afirma, en referencia a los temores de represalias y confiscaciones.
"Si nos mantenemos unidos, seremos mucho más fuertes, y éstas son sólo amenazas que Rusia está planteando, incluso lo que ya hemos visto antes. Así que realmente quiero que todos tengamos la cabeza despejada".
A pesar de las insinuaciones de la Comisión Europea, el primer ministro belga, Bart De Wever, sigue siendo escéptico sobre el préstamo de reparaciones, pero dice estar abierto a dar su bendición si se cumplen tres condiciones clave: plena mutualización de riesgos, salvaguardias adecuadas para garantizar la liquidez y reparto de cargas entre todos los países de la UE que posean activos soberanos rusos.
Francia, que posee unos 18.000 millones de euros en activos rusos en bancos privados, se ha mantenido hermética sobre si canalizaría esos fondos hacia el préstamo de reparaciones.
El debate sobre la financiación de Ucrania coincide con el impulso de la Casa Blanca para negociar un acuerdo de paz entre Kiev y Moscú, que en un principio mantuvo a los líderes europeos al margen de las conversaciones.