La actuación supuso un festivo retorno a la normalidad tras un año difícil para la familia real. Tanto el rey Carlos como su nuera Kate, Princesa de Gales, fueron diagnosticados de cáncer a principios de año, lo que les obligó a retirarse temporalmente de la vida pública.
Carlos, que goza ahora de buena salud, reanudó sus obligaciones y la semana pasada recibió a la realeza qatarí. El acto puso de relieve el duradero vínculo de la monarquía con el Ejército, y Carlos, exmilitar, mantiene un firme apoyo a las organizaciones benéficas de las fuerzas armadas.
