La huelga, apoyada por sindicatos de base, involucró tanto al sector público como al privado y llevó a miles de personas a las calles.
En Milán, los manifestantes tomaron la estación central de la ciudad, mientras que en Roma bloquearon la circunvalación. También se celebraron grandes manifestaciones en Venecia, especialmente en su puerto, donde los activistas denunciaron la salida de barcos con destino a Israel cargados de armas.
La Policía utilizó cañones de agua para dispersar a los manifestantes en Venecia y Bolonia tras horas de marchas y sentadas. Los organizadores dijeron que la huelga y las protestas tenían como objetivo aumentar la presión sobre las autoridades para que adopten una postura más firme en el conflicto.
