La marcha, celebrada apenas unas horas antes del inicio del partido, se mantuvo alejada del Stadio Friuli, que ha sido designado como un lugar de alto riesgo a pesar de un reciente alto el fuego en Gaza.
Las tiendas y restaurantes en el centro de Udine permanecieron cerrados, mientras que a los que abrieron se les ordenó retirar el mobiliario exterior y objetos que pudieran ser utilizados como armas. La Policía erigió bloqueos alrededor del estadio, declarado como 'zona roja', permitiendo la entrada solo a los aficionados con entrada. El autobús del equipo israelí recibió una escolta de máxima seguridad al salir de su hotel, mientras las autoridades trabajaban para evitar enfrentamientos entre los manifestantes y los asistentes al partido.
Muchos manifestantes expresaron su escepticismo sobre la durabilidad de la tregua mediada por Estados Unidos entre Israel y Hamás, portando banderas y pancartas que pedían paz duradera en Gaza. Con poco más de 9.000 entradas vendidas para el Stadio Friuli, que tiene capacidad para 25.000 espectadores, los organizadores esperan que la manifestación fuera del estadio supere en número a la multitud dentro del mismo, mientras el partido y la protesta se desarrollan bajo una fuerte presencia policial.
