Los peatones de la ciudad alemana de Núremberg se apartaron el domingo mientras unas 600 ovejas, entre balidos, eran conducidas por el centro histórico camino de sus cuarteles de invierno.
Cada año, el pastor Thomas Gackstatte lleva su rebaño a nuevos pastos a las afueras de la ciudad tras pasar los meses de verano manteniendo corta la hierba en praderas cercanas.
Núremberg no es la única ciudad alemana que recurre a las ovejas como cortacéspedes naturales. También pastan en zonas de Berlín, Potsdam, Augsburgo y Ulm.
Su pastoreo pausado favorece a los insectos, impulsa la biodiversidad y reduce los costes de siega para las autoridades locales.
