“No a la comisión de Kofi Annan”.
PUBLICIDAD“No a la comisión de Kofi Annan”. En Myanmar, antigua Birmania, cientos de budistas proclaman esta consigna en protesta contra la visita del ex-secretario de la ONU. Su misión en el estado de Rakáin, al oeste del país, consiste en encontrar soluciones a la crisis de la minoría musulmana rohinyá. Pero la mayoría budista la considera como una injerencia extranjera en sus asuntos nacionales.
“La República de la Unión de Myanmar es un país con soberanía propia. Por eso nos resulta inaceptable que esta comisión esté formada por gente de fuera”, dijo Aung Than Wai, un manifestante del Partido Nacional Arakán.
La comisión creada el 23 de agosto por la jefa de facto del Gobierno de Myanmar, Aung San Suu Kyi, busca la unidad y la paz en un país cuyas múltiples minorías representan casi un tercio de sus 48 millones de habitantes.
“Para construir el futuro, las dos principales comunidades tienen que superar décadas de desconfianza y encontrar la forma de compartir los valores de justicia, legitimidad y equidad, declaró Kofi Annan que preside la Comisión Asesora del Estado de Rakáin. En última instancia, los habitantes del estado de Rakáin deben trazar su propio camino y estamos aquí para ayudarles, proporcionando ideas y consejos.”
Más de 120.000 rohinyás viven hacinados en campos de desplazados en Rakáin desde el brote de violencia sectaria que estalló en ese estado en junio de 2012. Y según la ONU, ésta es una de las minorías más perseguidas del mundo.
La minoría étnica rohinyá se compone en su mayoría de apátridas porque ni Birmania ni Bangladesh les reconocen la ciudadanía.