Una nueva crisis en el Gobierno del presidente Donald Trump, y de nuevo con Rusia de fondo.
Una nueva crisis en el Gobierno del presidente Donald Trump, y de nuevo con Rusia de fondo. Esta vez es el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, quien está en la cuerda floja tras descubrirse que ocultó al Senado haber mantenido varias reuniones con el embajador ruso en Washington durante la campaña presidencial.
El propio Sessions ha dado una rueda de prensa para anunciar que se apartará de la investigación de su departamento sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones para dañar con ataques cibernéticos a la excandidata Hillary Clinton y favorecer al ahora presidente, Donald Trump.
Declaraciones que no han satisfecho a los demócratas que este jueves pidieron la dimisión de Sessions y solicitaron, además, que se designe a un fiscal independiente sin relación con el Gobierno de Trump para investigar los supuestos nexos entre el presidente y el Kremlin. Trump por su parte ha insistido en que Sessions tiene toda su confianza aunque ha negado estar al tanto de las reuniones, al menos dos en plena campaña electoral, entre el fiscal y el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak.