Es la razón esgrimida por la Casa Blanca para justificar la sorprendente decisión de despedir al director del FBI que muchos comparan con el escándalo del Watergate del presidente Richard Nixon, quien hasta ahora era el único mandatario que había destituido a la persona encargada de investigarlo.
Ante las insistentes preguntas de la prensa que ha cubierto su encuentro con el exsecretario de Estado, Herry Kissinger, el presidente estadounidense, Donald Trump respondía: “No estaba haciendo un buen trabajo. Simplemente eso. No estaba haciendo un buen trabajo”.
Centenares de personas han protestado frente a la Casa Blanca para mostrar su apoyo a Comey y exigir que la investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones estadounidense en las que se impuso Trump siga adelante. “El partido republicano necesita empezar a poner a su país por delante de su partido para revelar la verdad al pueblo estadounidense. Nos merecemos saber si nuestro presidente fue elegido por la influencia extranjera de Rusia”, destaca esta manifestante.
Ante las críticas, la Casa Blanca ha asegurado que “anima” al FBI a seguir con sus investigaciones aunque considera que no es necesario nombrar a un fiscal independiente, tal y como reclaman legisladores demócratas y algunos republicanos.