PUBLICIDADLa diplomacia de la era Trump irrumpe en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Nikki Haley, ha amenazado con que su país podría abandonarlo si el Consejo no da un giro de 180 grados en asuntos tan espinosos como Venezuela o Israel. A Caracas le ha pedido que deje su asiento vacío hasta que lo merezca:
- “Ser miembro de este consejo es un privilegio y ningún país que sea un violador de los derechos humanos debería tener una silla en su mesa. Por último, es difícil aceptar que este consejo nunca haya considerado una resolución sobre Venezuela y que adoptara cinco resoluciones tendenciosas en marzo pasado contra un solo país: Israel. Es esencial que el Consejo solucione su sesgo crónico anti-Israel si quiere tener alguna credibilidad”, ha espetado Haley a los presentes.
Estas declaraciones tienen como telón de fondo su inminente visita a Israel. Haley es partidaria de trasladar la Embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén, aunque Donald Trump ha congelado este proyecto.