Un ciberataque mundial golpea en particular a Ucrania, cuyo aeropuerto de Kiev y otros servicios públicos y privados han dejado en parte de funcionar. El aeropuerto de la capital se quedó sin los paneles informativos, las compañías energéticas y de telecomunicaciones del país se paralizaron e incluso se vio afectada la antigua central nuclear de Chernóbil. El mismo Gobierno vio apagados sus ordenadores, como explicaba el viceprimer ministro, Pavlo Rozenko, en un tuit.
Por su parte, el banco central informó que las entidades financieras también tenían problemas para atender a sus clientes. El propio secretario de seguridad ucraniano, Oleksandr Tuchynov, afirmó que había signos de que “Rusia podía estar detrás”. Aunque el gigante petrolero ruso Rosneft también anunció que había sido víctima del mismo ataque.
A ellos se añadía la multinacional de transporte marítimo danesa Maersk, la agencia de publicidad británica WPP y el grupo industrial francés Saint-Gobain. Se trataría de una nueva versión del virus WannaCry, que en mayo pasado ya bloqueó centenares de miles de ordenadores de todo el mundo a cambio de una petición de rescate de trescientos euros.