Berlín ha vuelto a rechazar la solicitud presentada por Ankara para que el presidente turco participe en un mitin político con los turcos de Alemania aprovechando la presencia del mandatario en el país durante la próxima cumbre del G20.
PUBLICIDAD- “Nuestro país es un país abierto”, se justificaba el ministro alemán de Exteriores. “Pero no tenemos la intención de traer los conflictos políticos de otros países a nuestra población. Los turcos son parte de nuestra sociedad. Para nosotros quienes viven aquí, tengan o no la nacionalidad alemana, son ciudadanos de nuestro país”.
El portavoz del ministerio turco de Exteriores ha calificado de inaceptables unas declaraciones realizadas hace unos días por diferentes políticos alemanes. El líder socialdemócrata, Martin Shulz, afirmó que Alemania no puede servir de escenario para los políticos extranjeros que pisotean los valores del país.
Lo cierto es que la presencia de Erdogan desata pasiones enfrentadas en sus distintas visitas al extranjero. En su reciente viaje a Washington, sus guardaespaldas propinaron una paliza a varios manifestantes que protestaban contra el presidente turco mientras este se entrevistaba a escasos metros de distancia con Donald Trump. A principios del año pasado se vivió una escena similar durante un viaje de Erdogan a Ecuador.