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Berlín ya no es lo que era. Lo afirman con nostalgia quienes han vivido durante décadas en barrios céntricos del este de la capital alemana y ahora se ven obligados a partir, víctimas de la escalada de los precios del alquiler y de la especulación inmobiliaria. Es el caso de los Müller, una pareja de toda la vida que no se explica cómo ha podido ocurrirles esto:
- “He vivido aquí desde que nací en 1959”, cuenta Marianne Müller.
- “Queríamos envejecer aquí”, añade su esposo Ingo, que acaba de jubilarse.
Como millones de sus compatriotas, los Müller se instalaron en uno de los muchos barrios que crecieron rápidamente en las grandes ciudades alemanas tras la II Guerra Mundial. Vivían de alquiler en un piso de 60 metros cuadrados, pero en los últimos años la zona se puso de moda y la compañía propietaria del inmueble cambió sus planes:
- “Esta es la primera carta que recibimos comunicándonos que nuestro apartamento iba a ser vendido”, explica Ingo mostrando el documento con resignación.
- “Tenemos que irnos después de casi 60 años. Es malo, muy malo”, mumura Marianne.
La ola especulativa desatada por la demanda de quienes están dispuestos a pagar alquileres astronómicos por vivir en el barrio se ha llevado por delante a muchos de sus vecinos y amigos de siempre, que también se vieron forzados a mudarse.
- “No tenemos suficiente dinero para comprar el apartamento… y con nuestra edad no nos darán un préstamo a largo plazo”, se lamenta Ingo.
La Sociología puso un nombre al drama que atenaza a los Müller: Gentrificación, un fenómeno que afecta a grandes ciudades de todo el mundo y que el alcade de Berlín ha prometido frenar.