PUBLICIDADCerca de un millón setecientas mil personas participan en uno de los principales acontecimientos del calendario musulmán. Los fieles del Islam están obligados a realizar la peregrinación a La Meca una vez en la vida y en esta ocasión los actos estarán blindados por unos 100.000 agentes de las fuerzas de seguridad saudíes. Además habrá 30.000 sanitarios y por primera se abrirán tres guarderías para poder dejar a los niños de hasta diez años. Casi seis mil cámaras vigilarán los lugares con mayor afluencia. Motivos todos ellos por los que alguno de los asistentes destaca el buen funcionamiento de la organización, “aparte del tráfico, que es una locura”, y los métodos electrónicos que, según explica, se están utilizando, como por ejemplo la tarjeta de acceso.
El acontecimiento está marcado por las tensas relaciones entre Riad por un lado y Doha y Teherán por otro. En 2015, una avalancha acabó con la vida unas 2.300 personas, entre las que había 400 iraníes, a los que se responsabilizó del desastre y motivo por el que a los ciudadanos de ese país se les impidió acudir el pasado año. La crisis del Golfo, por otro lado, ha reducido a una décima parte los cataríes que se han podido trasladar.