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Las empresas europeas podrán espiar las comunicaciones electrónicas, privadas y profesionales, que realicen sus trabajadores durante el horario laboral siempre y cuando se les haya advertido con antelación. Así se desprende de la sentencia que ha emitido este martes el Tribunal Europeo de Derechos Humanos al analizar el caso de un ingeniero rumano que fue despedido hace diez años por hacer un uso personal de su cuenta profesional de correo electrónico.
El fallo considera que se violó el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos que protege el derecho a las comunicaciones privadas, ya que el trabajador no fue avisado de que iba a ser espiado, y condena a la empresa y al Estado rumano a pagarle 1.365 euros por gastos y honorarios. La sentencia no admite recurso alguno y sienta jurisprudencia en todos los países de la Unión Europea.