Londres recuerda este jueves a las 70 personas que fallecieron en el edificio de 24 plantas, convertido en una antorcha debido al revestimiento inflamable que lo cubría.
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Una tela blanca, coronada por grandes corazones y el mensaje "Siempre en nuestros corazones", cubre los restos calcinados de la torre Grenfell .
Un año después del devastador incendio, el dolor no se ha apagado y la herida sigue abierta. En la noche del miércoles al jueves, el edificio se iluminó de verde, al igual que otros monumentos de Londres, para rendir homenaje a las víctimas.
En la noche del 14 de junio de 2017, 70 personas murieron en la torre, entre ellas, 18 niños, sin que nadie pudiera hacer nada. Las televisiones de medio mundo retransmitieron el incendio, mientras la gente pedía auxilio desde el interior.
Tras el horror vino la polémica. Grenfell, donde vivían familias muy humildes, muchas de ellas en viviendas sociales, ardió como una antorcha en parte porque estaba cubierta de un revestimiento externo hecho con un material altamente inflamable.
"No ha sido fácil, pero nunca nos daremos por vencidos -nos cuenta Hamid, un superviviente de la torre-. Seguiremos luchando para que se haga justicia y hasta que las cosas sean como tienen que ser".
Un año después, se sigue investigando y decenas de familias viven aún en hoteles y alojamientos de emergencia. Mientras tanto, los vecinos de este barrio de North Kensington, se esfuerzan por volver a recrear el espíritu comunitario del que estaban tan orgullosos.
