La división entre los 28 acerca de la inmigración marca la reunión europea de estos días. Para algunos analistas lo sucedido con el Aquarius y el Lifeline puede dirimir el futuro de la Unión.
La crisis del Aquarius ha acabado por definir la agenda de la cumbre de Bruselas. La evidente división dentro de la Unión y también dentro de los gobiernos, como es el caso de Alemania, hacen del tema de la inmigración un asunto más capital que nunca. Ryan Health, de la revista POLITICO, cree que todo lo acontecido puede acabar siendo definitivo para el futuro de Europa:
"Realmente estamos en un punto de inflexión en la historia de Europa, es un momento muy importante", dice Health. "Actualmente estamos ante un grupo muy poderoso de gobiernos populistas muy enfadados, por lo que la dinámica va a ser muy diferente a la habitual en torno a la mesa de la cumbre".
Health recuerda también que "hay un país muy grande como Italia que está ayudando a conducir la agenda. Y lo que es aún más importante, esta será una cumbre muy dura para Angela Merkel. Si ella no demuestra tener una serie de acuerdos bilaterales nuevos o un acuerdo a nivel europeo de como reducir el número de inmigrantes que llegan a Alemania, sus días como canciller podrían estar contados".
Health concluye recordando que "todos pensamos que estamos ante el fin de la cancillería de Merkel y eso puede traer consigo una dinámica totalmente nueva para Europa a largo plazo si Merkel acaba fuera del tablero entre esta cumbre y la siguiente".
La reciente crisis del Lifeline también evidenció la división dentro de los 28. Según la ONG alemana, el principal culpable de que el barco no pudiera atracar en Malta era el ministro de interior de Alemania, Hors Seehofer, mientras que otros países como Portugal, España o Francia sí se habían mostrado dispuestos a resolver la situación.