Mientras las estadounidenses protestaban en las calles, Melania Trump, la esposa del presidente de EEUU, visitaba por segunda vez un centro de detención de inmigrantes
PUBLICIDAD"Vergüenza" ha sido el grito de guerra de cientos de mujeres que han ocupado un edificio del Senado en Washington para denunciar la política migratoria del presidente de EEUU, Donald Trump.
La Marcha de las Mujeres forma parte de una serie de acciones que se están llevando a cabo en Estados Unidos contra la separación de los niños de sus padres tras cruzar ilegalmente la frontera con México.
Las manifestantes se envolvieron en mantas térmicas, como las que usan los niños para dormir sobre el suelo de los centros de detención, y solo desalojaron cuando intervino la policía.
"Como madre sé que para mí sería traumático si no supiera donde están mis hijos y ellos no supieran donde estoy -dice la actriz y activista Susan Sarandon, que tomó parte en la protesta-. No podemos permitir que esto se vuelva normal o inevitable".
Y casualmente, Melania Trump, escogió este día de protestas contra la política migratoria de su esposo, el presidente Trump, para viajar a Arizona y visitar, por segunda vez en una semana, aunque en esta ocasión sin la gabardina de la polémica, un centro para menores inmigrantes.
La primera dama visitó una zona común con ocho salas diferentes de detención y escuchó las explicaciones de los agentes sobre el centro, en el que hay sobre todo menores de Guatemala y Honduras.
La sorpresa la dio un niño pequeño,que se asomó para ver lo que ocurría.