El papa Francisco ha celebrado la tradicional misa dominical en Camerino, una de las localidades más afectadas por el terremoto que sacudió el centro de Italia el 26 de octubre de 2016.
Tres años después del terremoto que sacudió el centro de Italia, el papa Francisco ha celebrado la tradicional misa dominical en Camerino, una de las localidades más afectadas.
Las estructuras de los edificios del centro urbano siguen siendo inestables, tanto que los bomberos han armado al santo padre con un casco. Entre estos edificios está la catedral que sufrió graves daños. La estatua de la Virgen María, a la que el papa ha rendido homenaje, perdió su cabeza y sus brazos en el siniestro.
"Han pasado casi tres años, el riesgo es que tras el primer golpe emotivo y mediático, la tensión decae y las promesas deambulan para teminar en la caja del olvido", ha dicho el papa Francisco.
Antes del rezo del Ángelus, el papa ha manifestado su preocupación por la situación en Oriente Medio.
"Sigo además con preocupación el aumento de las tensiones en el golfo Pérsico, invito a todos a utilizar los instrumentos de la diplomacia para resolver los complejos problemas en Oriente Medio, también hago un llamamiento urgente a la comunidad internacional a impulsar todos los esfuerzos posibles para favorecer el diálogo y la paz", ha añadido.
El papa Francisco ha compartido parte de la jornada con algunos de los afectados por el terremoto que asoló esta localidad de la provincia de Macerata.