La joven, de quince años, llamó tres veces al teléfono de emergenciaa, pero la policía no llegó al lugar hasta 19 horas después. El jefe de la Policía ha sido cesado y el presidente del Gobierno admite el desacierto de los resposables
El asesinato de una adolescente se le echa encima a las instituciones rumanas. Las protestas han continuado el domingo frente al ministerio de interior. La policía tardó 19 horas en hallar la localización del a víctima después de que esta llamara en tres ocasiones al teléfono de emergencias.
"Consideramos que en esta situación, la policía mata. Las instituciones del Estado no hacen nada día a día también lo podemos ver en situaciones concretas como esta. No son capaces de tomar ningún tipo de postura de solidaridad para proteger a las personas amenazadas o vulnerables", se lamenta Veda Popovici, organizadora de la protesta.
Tras la dimisión del jefe de la Policía, el presidente, el liberal Klaus Iohannis, ha reconocido la falta de eficacia, lo que también es un dardo para el actual Gobierno socialista: "Las instituciones rumanas no hicieron esta vez su trabajo, el de proteger el derecho fundamental a la vida."
El principal, sospechoso, Gheorge Dinca, un mecánico de 65 años, ha admitido ser el autor del crimen que acabó con la vida de Alexandra Măceșanu, que solo tenía quince años, a la que secuestró la pasada semana. También reconoció haber matado a Luiza Melencu, de 18 años y desaparecida en abril.