La crisis de los rohinyás, olvidada en su segundo aniversario en el exilio

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Por Marta Rodriguez Martinez con EFE
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Hacinados, así viven los refugiados rohinyás, en uno de los campos de refugiados de este pueblo musulmán originarios del oeste de Myanmar y forzado al exilio.

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Hacinados, así viven los refugiados rohinyás en los campos de refugiados de Bangladés, dónde permanece este pueblo musulmán, originario del oeste de Myanmar, desde que fuera forzado al exilio.

Diana Corben es la responsable de actividades médicas de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el hospital de uno de ellos, Kutupalong. En una entrevista con Euronews, explica las carencias y la incertidumbre con la que conviven estos refugiados. Cada día, dice que tienen que tratar enfermedades ligadas a las precarias condiciones de vida como infecciones o diarreas. Siempre ante la amenaza de que se desate una emergencia sanitaria, debido a la proximidad de las viviendas y a la falta de elementos básicos sanitarios. La vacunación podría prevenir muchas de estas enfermedades, añade.

Corben explica que sus principales preocupaciones son la falta de estatus legal, las restricciones en la libertad de movimiento, el acceso a la educación y al empleo.

El 25 de agosto se cumplen dos años de la violenta ofensiva militar en Myanmar que obligó a más de 745.000 rohinyá a cruzar la frontera. "Para los apátridas rohinyás, esta fecha es el recordatorio de décadas de violencia, persecución, discriminación y negación de derechos básicos", lamenta MSF. 

"Bangladés ha demostrado una generosidad extraordinaria al acoger a casi un millón de refugiados, pero la falta de soluciones sustentables a largo plazo significa que el futuro de los rohinyá sigue siendo incierto", explica Corben, quien dice que es importante que se vuelva a hablar de esta crisis en los medios, para que continúen recibiendo ayuda.

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Las niñas juegan con su pelo cerca de un perro en el megacampamento de Kutupalong.MSF

La persecución birmana

La doctora Corben explica que la MSF no recomienda a los rohinyá regresar a sus hogares en Myanmar, puesto que la amenaza contra ellos sigue vigente.

Precisamente, el jueves se registró un nuevo fracaso en menos de un año de repatriación desde Bangladesh de refugiados rohinyá, al no presentarse ninguna familia voluntaria para volver a Myanmar.

Sin embargo, el gobierno birmano rechazó su responsabilidad en el fracaso. "Algunos líderes rohinyás y oenegés los han desanimado a regresar. Miembros del ARSA (Ejército de Salvación de los Rohinyá) han usado amenazas e intimidación para prevenir que los refugiados en los campos de Cox's Bazar sean parte del proceso de repatriación", apuntó en un comunicado el Ministerio birmano de Asuntos Exteriores, que asegura estar "completamente preparado" para la vuelta de unos 3.450 refugiados.

Myanmar, que no reconoce a esta etnia musulmana asentada desde hace siglos en el oeste del país y los califica de inmigrantes bengalíes, se refirió a los refugiados en el comunicado como "rohinyás", en un inusual giro en el discurso utilizado por las autoridades.

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"Es difícil planificar un futuro para nuestros hijos", dice una refugiada en Bangladés.MSF

La repatriación se programó días antes del segundo aniversario de la ofensiva que el Ejército birmano lanzó tras el ataque del 25 de agosto de 2017 de insurgentes del ARSA y que desencadenó el éxodo de más de 740.000 rohinyás a territorio bangladesí.

La ONU indicó que, según las estimaciones más conservadoras, unos 10.000 rohinyás fueron asesinados, incluidos mujeres y niños, al tiempo que los soldados violaron a mujeres y niñas, torturaron y quemaron aldeas enteras, en un operativo que calificó como "limpieza étnica de manual" con "indicios de genocidio".

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Niños refugiados fotografiados en un campo en Cox's Bazar, Bangladés, 19 de septiembre de 2017.REUTERS/Cathal McNaughton/File Photo

Los refugiados de esta ola de violencia se unieron a los alrededor de 200.000 rohinyás que habían huido de Birmania de otras persecuciones en el pasado.

El pasado noviembre, las autoridades birmanas y bangladesíes realizaron un primer intento de repatriación también fallido.

Varias organizaciones humanitarias y expertos en seguridad alertaron sobre la escasa preparación de Birmania para realojar a los rohinyás, cuyos poblados han sido desmantelados por completo tras el operativo militar.

Birmania no reconoce la ciudadanía de los rohinyás y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos.

La violencia sexual contra rohinyás

La Misión de Investigación independiente de la ONU para Birmania reafirmó este jueves que la violencia sexual empleada por militares de ese país en 2017 es un factor más que indica "el intento genocida del Ejército de Birmania para destrozar a la población Rohinyá".

"Fue realmente una manera de intentar destrozar a la población, de expulsarlos, de obligarlos a abandonar" el país, dijo en Naciones Unidas Radhika Coomaraswamy, miembro del grupo de investigación de Naciones Unidas que este jueves presentó un informe detallado sobre la violencia sexual en Birmania.

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Ropa desechada en un campo de refugiados en Cox's Bazar, Bangladés, 20 de septiembre de 2017.REUTERS/Cathal McNaughton/File Photo

El documento profundiza en la cuestión de la violencia sexual y aborda de manera más exhaustiva cuestiones como la esclavitud sexual, la violencia sexual en el contexto de trabajos forzados y violaciones sobre las que no se había indagado, como las violaciones de hombres y niños, así como los abusos contra personas transgénero.

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