Dimisión, sospechas de corrupción y moción de censura a la vista. El primer ministro búlgaro ha aceptado la renuncia del ministro de Medioambiente, Nemo Dimov, tras ser detenido bajo la acusación de haber gestionado deliberadamente mal la grave crisis en el suministro de agua que atraviesa el país.
Dimisión, sospechas de corrupción y moción de censura a la vista... El primer ministro búlgaro ha aceptado la renuncia del ministro de Medioambiente, Nemo Dimov, un día después de que fuera detenido bajo la acusación de haber gestionado deliberadamente mal la grave crisis en el suministro de agua corriente que sufren varias ciudades del país. Con la ley en la mano, podría ser condenado hasta a ocho años de cárcel.
Por razones que pocos comprenden y tras meses sin lluvias, Dimov permitió que siguiera fluyendo el agua normalmente a pesar de las reiteradas advertencias de los expertos de que la presa local se estaba agotando. Su inacción ha dejado a localidades como Pernik, de 80.000 habitantes, sin más líquido elemento que el embotellado.
Al lodazal de las sospechas en el que se encuentra Dimov se suma otro escándalo aireado por la prensa italiana. El ya exministro está siendo investigado también por su pasividad en un caso de importación ilegal de basura desde Italia para utilizarla en las plantas térmicas búlgaras. La oposición socialista ha anunciado que presentará un moción de censura contra el ejecutivo conservador.