Se ha detectado un brote de peste porcina africana en seis granjas industriales y las autoirdades están obligando a matar a los animales
Agricultores búlgaros se resisten a aplicar la norma que obliga a matar a los cerdos tras los brotes de peste porcina africana detectados. El periodo para sacrificarlos terminaba el 31 de julio, aunque se ha ampliado hasta el 11 de agosto. Algo que les importa poco a alcaldes de la región de Pazardzhik, en el centro del país, que se niegan a seguir las directrices.
Las autoridades han anunciado el sacrificio de más de 8000 cerdos tras haber detectado el virus en la sexta granja industrial. Hay expertos que advierten que el país podrían verse obligado a sacrificar a los 600.000 cerdos que hay por la facilidad de contagio, que no afecta a los humanos. En uno de los países más pobres de la Unión Europea, es habitual la población tenga sus propios cerdos.