La situación un mes después del acuerdo de alto al fuego en Libia centra el debate de los ministros de exteriores europeos en Bruselas.
PUBLICIDADAlto al fuego permanente y un embargo de armas verificable en Libia. Estas fueron las medidas aprobadas en la conferencia de Berlín entre los distintos actores el pasado enero. Un mes después, la situación sigue igual, aunque da pequeños pasos hacia adelante. Según informaba Luigi Di Maio, los ministros de Exteriores de la UE habrían acordado la puesta en marcha de una misión por tierra, mar y aire que bloquee definitivamente la entrada de armas en Libia.
La nueva operación sustituiría a "Sofía", creada en su día para operar contra las mafias migratorias y a favor del embargo de armas, pero algo obsoleta actualmente al contar solo con medios aéreos debido a las diferencias entre los socios sobre el desembarco de las personas rescatadas. El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, también confirmaba el acuerdo entre los 27 para crear tal misión.
Sofía, un acuerdo muy frágil
La UE se había propuesto estudiar cómo dotar de nuevo de barcos a "Sofía" para apoyar más el embargo de armas a Libia, pero países como Austria y Hungría bloqueaban esa posibilidad al considerar que podían atraer nuevas oleadas de migrantes. Di Maio detalló que los barcos de esta nueva misión "estarán en la zona este de Libia, donde está el tráfico de armas".
El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, había dicho en cualquier caso a su llegada a la reunión que no creía que "Sofía" hubiera creado un efecto llamada para la migración irregular y dijo confiar en encontrar una solución para que los Veintisiete hicieran efectivo más apoyo al proceso de paz en Libia.
El jefe de la Diplomacia Europea confirmaba también a los medios haber recibido una carta de Ghassan Salamé, el representante especial de las Naciones Unidas, explicando que "el cese del fuego no está todavía instaurado, la tregua está siendo violada, el embargo de armas también, la lucha continúa. Pero el proceso político de Berlín sigue funcionando, la situación sobre el terreno es muy, muy, mala".