El ambiente festivo de la Navidad ha irrumpido de la mano de una ONG en el barrio cristiano de Ashrafieh, uno de los más antiguos de Beirut, la capital del Líbano. Ha sido un año muy duro para sus habitantes, golpeados por la pandemia, la crisis económica y la terrible explosión...
PUBLICIDADEl ambiente festivo de la Navidad ha irrumpido de la mano de una ONG en el barrio cristiano de Ashrafieh, uno de los más antiguos de Beirut, la capital del Líbano. Ha sido un año muy duro para sus habitantes, golpeados por la pandemia, la crisis económica y la terrible explosión que se produjo en el puerto a principios de agosto.
"A pesar de que nuestras casas se perdieron, seguiremos siendo fuertes y continuaremos avanzando. El pueblo libanés está acostumbrado a estar unido y pase lo que pase seguiremos unidos. No dejaremos que ellos (los políticos) nos humillen más y estoy segura de que se irán. Estaremos unidos en nuestra celebración de la Navidad a pesar de que perdimos a muchas personas que amábamos, pero nos mantendremos fuertes y sin temer a nada", explicaba Ula Deeb, vecina del barrio.
Beirut tardará décadas en sanar las heridas que dejó la explosión en un depósito de fertilizantes en el puerto el pasado mes de agosto. Murieron 181 personas y 6.500 resultaron heridas. Cientos se quedaron sin hogar. La investigación sobre lo ocurrido quedó en suspenso hace unos días después de que dos ministros imputados pidieran la inhabilitación del juez de instrucción.