Malvy, quien trató al paciente, no añora el inicio de la pandemia sino la cautela de los primeros días.
En el Hospital Universitario de la ciudad de Burdeos (Francia) se repira una cierta nostalgia. Hace un año aproximadamente, el paciente cero de la COVID-19 en Europa llegó a este lugar. El infectólogo Denis Malvy, que trató al paciente, no añora el inicio de la pandemia sino la cautela de los primeros días.
"La gestión de los primeros pacientes fue ciertamente maximalista, desde todos los puntos de vista. También se prestó para poner guardias de seguridad adelante de la habitación del paciente porque había mucha gente curiosa en los pasillos", dice el también profesor. Él y su equipo fueron los responsables en distinguir los síntomas que ahora asociamos con el virus.
El primer paciente confirmado en la región fue un francés de 40 años que ingresó al hospital el 23 de enero de 2020. Tenía vínculos laborales y familiares con la ciudad de Wuhan.
En una mirada retrospectiva Malvy señala que siempre ha sido prudente, sobre la evolución de la pandemia, más no fatalista. Asegura que estamos más cerca de la luz al final de tunel gracias a las nuevas investigaciones y las vacunas, pero contrasta con sus críticas sobre los operativos de rastreo y detección del virus.
"Creo que tenemos que trabajar más en las pruebas, el rastreo y el aislamiento. No lo hacemos suficientemente bien. El hecho de que tengamos pruebas PCR, que tengamos muchas y que las despleguemos, no valida toda la estrategia"
Hace un llamado a los gobiernos a no perder la memoria y estar mejor preparados en caso de una nueva pandemia en los próximos años.