Su familia se manifestaba este domingo frente a la embajada iraní en Londres para exigir su puesta en libertad.
PUBLICIDADParecía prácticamente resuelto, pero el caso de Nazanin Zaghari Ratcliffe aún no ha concluido.
Familiares y amigos de la trabajadora humanitaria británico-iraní se manifestaron este domingo frente a la embajada del país asiático en Londres para exigir su retorno a casa, coindiciendo con el inicio en Teherán de un segundo juicio contra ella, en este caso por un presunto delito de propaganda contra el régimen de los ayatolás.
El ministro de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, catalogaba a través de Twitter de "inaceptables" las nuevas acusaciones formuladas por Irán contra Nazanin, una semana después de quedar en libertad tras concluir su condena de cinco años por atentar, según la justicia iraní, contra la seguridad nacional.
Su marido, Richard Ratcliffe, que intentaba en vano entregar una petición para que su mujer pueda regresar a casa, siempre ha defendido la inocencia de Nazanin, asegurando que ha sido utilizada como peón en la complicada partida de ajedrez que mantienen Reino Unido e Irán.