La victoria de Guillermo Lasso en las elecciones presidenciales en Ecuador concluye un capítulo de más de 20 años de la izquierda en el poder.
La victoria de Guillermo Lasso en las elecciones presidenciales en Ecuador concluye un capítulo de más de 20 años de la izquierda en el poder. La derrota del candidato Andrés Arauz, el heredero político del correísmo, fue una sorpresa para el propio Rafael Correa.
Desde México, el expresidente ecuatoriano admite que esperaba que el resultado fuera diferente, pero que este revés electoral no supone la muerte de su movimiento político, que lidera desde la distancia. Correa lleva 4 años en el exilio, pero no pierde la esperanza: "Tenemos casi el 48% del apoyo popular, entonces me hubiera gustado ganar y acabar esta persecución de la destrucción del país. No ganamos, Dios sabe por qué se suceden las cosas, pero somos de largo la mayor fuerza política del país"
La ausencia de Correa en Ecuador no impidió que la Corte Nacional lo condenara por corrupción en abril de 2020. El expresidente denuncia una caza de brujas en su contra por parte del presidente saliente Lenín Moreno, quien fuera su mano derecha.
Correa asegura que nada cambiará con Lasso: “Dudo mucho que dé indulto, pero si lo da yo no lo aceptaré y entiendo muy bien si mis compañeros encarcelados lo aceptan”.
Radicado en Bélgica desde 2017, Rafael Correa, figura emblemática de la izquierda latinoamericana, asegura que su partido Unión por la Esperanza será la nueva oposición del Gobierno de Guillermo Lasso, esperando por una nueva oportunidad electoral en 2025: “Nadie debe ser imprescindible, pero hay quienes son necesarios y yo temo que en este periodo soy muy necesario. Creo que en 2025 podemos ganar”.
Quedará en manos de los ecuatorianos decidir si reabrir o no el capitulo del correísmo.