El féretro con sus restos ha sido trasladado desde la Capilla Privada del Castillo de Windsor hasta la capilla de San Jorge, lugar de celebración del funeral
Reino Unido y el mundo entero da su último adiós al Príncipe Felipe, marido de la reina Isabel II y duque de Edimburgo fallecido el pasado 9 de abril a los 99 años.
El féretro con sus restos ha sido trasladado desde la Capilla Privada del Castillo de Windsor hasta la capilla de San Jorge, lugar de celebración del funeral. Un Land Rover adaptado ha sido el vehículo elegido y diseñado por el propio duque para realizar ese trayecto.
Le ha seguido una procesión formada por familiares y miembros de la casa del duque. La han encabezado el Príncipe Carlos y la princesa Ana, seguidos por los otros dos hijos de la Reina y el Duque: el Príncipe Eduardo y el Príncipe Andrés. Detrás de ellos, el Duque de Cambridge, Guillermo, y su hermano Enrique a ambos lados de su primo Peter Phillips.
La Reina ha viajado en un Bentley a la cola de la procesión.
La asociación del Príncipe Felipe con la Marina Real y su amor por el mar han sido el centro de esta ceremonia, como él deseaba. El Cortejo fúnebre contaba con cientos de militares de la Marina Real, el Ejército y la Fuerza Aérea Real. Más de 730 miembros de las fuerzas armadas han participado en el evento.
Una ceremonia con 30 asistentes en San Jorge
Además, tanto el traslado del féretro como la ceremonia han sido acompañados por canciones e himnos relacionados con la marina como el "Eternal Father, Strong to Save" de William Whiting.
Al llegar a la capilla se ha celebrado un minuto de silencio nacional roto por los cañones de la Artillería de la Tropa del Rey.
En el interior, el funeral de unos 50 minutos oficiado por el Arzobispo de Canterbury ha contado con la presencia de solo 30 miembros de la familia por las restricciones a las que obliga la pandemia. De hecho el Primer Ministro Boris Johnson no ha estado presente para ceder su sitio a un familiar del Duque.
Según el orden del servicio, publicado por el Palacio de Buckingham se celebra un homenaje a la "inquebrantable lealtad" del Duque de Edimburgo a la Reina, su servicio a la nación y su "valor". Se destaca la "bondad, el humor y la humanidad" del Príncipe Felipe, el consorte más longevo de la monarquía británica.