Indignados por la huida de sus líderes, resignados a la vida bajo el yugo talibán. Los habitantes de Kabul tienen pocas esperanzas en un futuro mejor.
PUBLICIDADNo es fácil la vida en Kabul bajo el yugo talibán.
Sus cuatro millones de habitantes tratan de acostumbrarse a una nueva realidad, a una nueva forma de vivir el caos, con pocas esperanzas en un futuro mejor.
Un joven entrevistado por nuestro corresponsal reconocía que a pesar de las declaraciones de los talibanes cree que nada cambiará. "Los talibanes son los talibanes de siempre, los muyaidines, los muyaidines de siempre" aunque se felicitaba de que por el momento no se habían producido agresiones en las calles.
Los habitantes de Kabul se preocupan por el destino de sus hermanas y madres bajo el régimen talibán. Otro joven señalaba que ya casi no hay mujeres en los mercados.
"Nunca pense que sucediera algo así. Maldigo a estos traidores, a los líderes que huyeron. Vendieron a nuestras fuerzas de seguridad, a nuestra gente y huyeron del país. Dios los maldiga. Nunca los perdonaremos", explicaba Roqia, una de las mujeres que encontramos por el camino.
"La seguridad no tiene valor si no tenemos justicia. Donde no hay justicia y los derechos de las personas son inútiles, la seguridad será inútil", añadía Abdul.
Los talibanes controlan las calles. También hemos podido hablar con algunos de ellos. En general aseguran que están al servicio de los afganos, aunque anuncian que establecerán un régimen bajo la ley islámica.
"Esta es nuestra patria, y sus verdaderos hijos han vuelto. Antes había traidores y tiranos, ahora han llegado los verdaderos hombres de esta tierra. Protegeremos nuestra tierra, estamos al servicio de nuestra gente. Como han dicho nuestros líderes, prometemos que habrá un Gobierno bajo las reglas islámicas", decía a un grupo de transeúntes uno de los guerrilleros, el mulá Mohammad Jawad.
Entre los testimonios recogidos por euronews, algunos desgarradores, como los de un hombre que intentó, sin éxito, salir del país junto a su familia.
"Fui al aeropuerto con mi esposa, mi hermano, con nuestros dos hijos. Nos llevamos todos nuestros documentos. Esperábamos que la suerte nos acompañara, pero llegaron los disturbios al aeropuerto. Dispararon a la gente. Mis hijos y yo resultamos heridos. Mataron a mi esposa. Me quedo con mis dos hijos, y ¿qué se supone que debo hacer ahora? Mire, estos son nuestros documentos. Este es el mío, el ensangrentado es el de mi esposa", comentaba Sherin, con lágrimas en sus ojos.