El papa aprovechó su visita para pedir a católicos y a ortodoxos que pongan a un lado las diferencias que los separan para poder trabajar en favor de la educación y la caridad.
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En Nicosia, la capital de Chipre, el papa Francisco celebró una misa dedicada a los trabajadores migrantes llegados de Filipinas, Polonia, y varíos países africanos, que son quienes conforman la comunidad católica en Chipre, un país de mayoría ortodoxa.
La misa al aire libre tuvo lugar en el Estadio GSP con aproximadamente 10.000 fieles presentes, según fuentes vaticanas.
"Pienso en particular en los migrantes en busca de una vida mejor con los que pasaré mi último encuentro en esta isla, junto con mis hermanos y hermanas de varias denominaciones cristianas".
El papa aprovechó su visita para pedir a católicos y a ortodoxos que pongan a un lado las diferencias que los separan para poder trabajar en favor de la educación y la caridad.
Se calcula que este año, Chipre ha recibido unos 10.000 migrantes, o sea un 38 % más que en 2020.