Llegan de múltiples países para alistarse en la unidad paramilitar de Georgia que apoya a Kiev en el Donbas.
PUBLICIDADDesde que Rusia comenzara a posicionar a sus tropas cerca de la frontera con Ucrania, al otro lado de la frontera ha ido creciendo también la aparición de algo más que tropas de la OTAN o equipos militares. Hablamos de soldados voluntarios.
Justin Dee es uno de ellos. "Llevo siguiendo este conflicto desde 2014, cuando Rusia se anexionó ilegalmente Crimea", nos revela el voluntario estadounidense, "y desde entonces he visto cómo se inmiscuyen progresivamente en los asuntos de otros países, como meten sus manos donde no deben. Lo han ido haciendo desde entonces, y he visto que está a punto de empezar de nuevo, así que he pensado en venir aquí y ayudar al pueblo de Ucrania".
El presidente Joe Biden anunciaba recientemente el envío de 3 000 soldados a la zona, pero Justin no es uno de ellos. Ha viajado voluntariamente miles de kilómetros desde su casa en Nueva York para unirse a una lucha que, según él, puede tener implicaciones mundiales.
"Hoy Ucrania es la primera línea en la lucha por la democracia, la lucha por la ideología occidental", sostiene Dee. "Creo que si Rusia consigue someter a Ucrania no va a parar, va a seguir hasta subvertir y manipular a todos los líderes mundiales y convertirlos en sus marionetas. Y yo estoy aquí para impedirlo".
Justin Dee se unió a la Legión Nacional Georgiana, una unidad militar de combatientes extranjeros presente en Ucrania desde 2014 que ahora ve cómo sus filas van creciendo a raíz del aumento de las tensiones.
"Hace una semana comenzamos un nuevo proceso de reclutamiento de extranjeros", explica Mamuka Mamulashvili. "Hay mucha gente que se presenta. Tenemos más de 300 solicitantes de Georgia, y después vienen Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Italia, Alemania... Estos son los principales países que intentan ser voluntarios en la Legión Nacional Georgiana".
Desde el ministerio de Defensa de Ucrania no se informa del número de extranjeros que hay actualmente alistados en las fuerzas armadas del país. Pero extraoficialmente, sus soldados reconocen que les gustaría ver más botas occidentales sobre el terreno.
A la espera de que eso suceda, el soldado Justin Dee también anima a todo el que le oiga a unirse a él en su decisión: "Espero que mi presencia aquí envíe un mensaje de que el mundo no se va a quedar de brazos cruzados, y que aunque sus Gobiernos no defienda lo que es correcto, los ciudadanos de cada país sí que lo harán".