Por David Stanway
SHANGHÁI, 12 abr - Algunos residentes de Shanghái salieron de sus casas por primera vez en más de dos semanas el martes, mientras la ciudad daba pasos cautelosos para relajar el confinamiento por el COVID-19 en medio de la creciente preocupación por el impacto económico de las estrictas restricciones.
Shanghái dijo el lunes que más de 7.000 unidades residenciales habían sido clasificadas como zonas de bajo riesgo tras no haber registrado nuevas infecciones durante 14 días, y sus distritos han estado anunciando desde entonces qué recintos específicos pueden abrirse.
Sin embargo, aunque el martes se permitió a algunas personas salir de sus residencias, seguía existiendo confusión sobre el grado de libertad de los habitantes de las zonas de menor riesgo, ya que muchos seguían esperando el permiso de sus comunidades residenciales.
Los residentes de las zonas de menor riesgo, conocidas como "áreas de prevención", siguen sometidos a controles y tendrán que observar estrictas medidas de distanciamiento social, dijo el jefe de salud de la ciudad, Wu Qianyu, en una rueda de prensa.
"Después de un largo periodo de confinamiento, es comprensible que la gente quiera salir a tomar el aire, y que necesite ir a comprar alimentos y medicinas e ir a recibir tratamiento médico", dijo. "Pero si muchas personas se reúnen de forma desordenada, esto provocará peligros ocultos para nuestra labor de prevención de epidemias".
El lunes, el total de nuevos casos asintomáticos en Shanghái descendió un 11% respecto al día anterior, hasta los 22.348, y los casos sintomáticos confirmados aumentaron hasta los 994 desde los 914.
Sin embargo, los expertos dijeron que todavía era demasiado pronto para decir si la ciudad estaba controlando el brote, el mayor de China desde que se descubrió el coronavirus a finales de 2019.
En un contexto de preocupación por las duras restricciones, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha ordenado a sus trabajadores gubernamentales sin tareas urgentes que abandonen su consulado en Shanghái.
Ante la crecien presión sobre la economía, en Shanghái se están haciendo esfuerzos para reabrir supermercados, tiendas de conveniencia y farmacias, pero los negocios no esenciales seguirán suspendidos, dijo Liu Min, vicedirector de la comisión comercial de la ciudad.