En las últimas semanas, el Gobierno de Alberto Fernández ha reforzado los programas que establecen controles de precios.
Miles de argentinos en todo el país, especialmente en la capital, Buenos Aires, salieron una vez más a las calles para protestar contra las actuales condiciones de vida en el país sudamericano. Los manifestantes reclaman más empleo, más alimentos y más ayudas sociales ante un Gobierno ahora mismo desbordado por la inflación, del 6,7 por ciento para este mes de marzo.
Según publicó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), los precios al consumidor en Argentina experimentaron en marzo pasado una subida interanual del 55,1 por ciento, 2,8 puntos porcentuales por encima de la variación notificada en febrero.
Durante las últimas semanas, el Gobierno argentino puso en marcha una batería de medidas para contener el alza imparable de los precios, el mayor problema macroeconómico al que se enfrenta el país tras la ratificación del acuerdo de refinanciación de deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese conjunto de iniciativas incluyó una retracción de los precios en los supermercados, un aumento de los subsidios alimentarios para las personas más vulnerables, la creación de un fideicomiso para estabilizar el precio del trigo y la apertura de la negociación de convenios salariales entre los sindicatos y las patronales.
Unas medidas que se suman a las ya acordadas en el programa con el FMI: reducción del déficit fiscal, restricción de la emisión monetaria y fortalecimiento de las reservas del Banco Central (BCRA), acciones que contribuirían a frenar la abultada inflación desde el "frente" macroeconómico.
Futuro preocupante
En cualquier caso, el horizonte próximo no es muy esperanzador: los analistas consultados por el BCRA elevaron su pronóstico de inflación minorista hasta 59,2 por ciento para este año, mientras que en 2023 llegaría a 47,5 por ciento, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM).
Unas cifras que están muy lejos de lo acordado con el FMI, que fijó rangos de inflación del 38-48 por ciento para 2022 y del 34-42 por ciento para el año siguiente.
Esta presión sobre los precios terminó por elevar el descontento en las calles, con un número creciente de manifestaciones en Buenos Aires y en otras ciudades del país, en donde miles de personas reclaman una ampliación de los programas de ayudas sociales.
EFE