Zelenski asegura que esta zona del país mueren cada día entre 50 y 100 soldados ucranianos.
Los bombardeos continúan un día más en Lugansk, al este de Ucrania, con la ciudad de Severodonetsk convertida en el nuevo objetivo de Moscú.
Las tropas rusas han ido ganando terreno en esta zona a pesar de los esfuerzos ucranianos por frenar el avance del enemigo. Las propias fuerzas locales se encargaban de derribar un acceso a la ciudad a través del río Donets. Las tropas rusas también habrían derribado un puente de esta ciudad, prioritaria estratégicamente hablando para Moscú.
Durante su encuentro en Kiev con el presidente polaco Andrzej Duda, Volodímir Zelensky hablaba del alto coste que la guerra esta suponiendo para Ucrania:
"Hoy, de 50 a 100 personas pueden morir en punto más difícil, en el este de nuestro país. Están defendiendo nuestro Estado y nuestra independencia, de la que todo el mundo habla. Todo el mundo lo dice, pero nosotros lo sentimos de una manera especial".
El coste de la guerra se puede sentir en lugares como Saltivka, hasta hace bien poco un hermoso y densamente poblado barrio residencial de la ciudad de Járkov. Hoy, la mayoría de sus edificios, medio destruidos, no cuentan con agua, ni gas, ni electricidad. Aquellos ciudadanos que por unas u otras razones no pudieron abandonar el lugar se ven ahora obligados a adaptarse a su nueva realidad.
En Mariúpol, mientras tanto, la fábrica de acero y hierro de Illich, la segunda mayor empresa metalúrgica de Ucrania y en la que trabajaban miles de personas, aparece prácticamente destruida, mientras entre sus escombros los ucranianos que aún permanecen en la ciudad tratan de sobrevivir a un día más de guerra. Y van 89.