Muchos ciudadanos se ven obligados a cambiar sus carreras profesionales por trabajos menos cualificados por la guerra.
Seis meses de guerra han puesto patas arriba los medios de vida de millones de ucranianos. Denyz Zhupnyk era un reputado presentador de radio y televisión y animador. Ahora es taxista y conductor de vehículos privados.
También fue dramático el cambio profesional del bailarín Oleksy Busko. De actuar en Moscú, ha pasado a ganarse la vida como albañil. Ambos aceptan su destino. Trabajan para pagar las facturas y alimentar a sus familias, y miran al pasado con un rastro de decepción.
"Me siento triste por lo que ha pasado. Me entristece mi país en general, me entristece que se destrocen familias, que se eliminen destinos. Se están destruyendo carreras que la gente pasó años construyendo, la gente acaba simplemente tachando su vida anterior y haciendo algo que se ve obligada a hacer", admite Denys Zhupnyk
Nikita Priymenko también tuvo que reinventarse. De trabajar como cámara para grandes producciones, ha pasado a reparar motos en un garaje.
El biólogo Yevgen Yelpitiforov encontró en la amistad las medios supervivencia. Es jardinero y guarda las llaves de las casas de los amigos y conocidos que abandonaron Kiev: "Si yo estuviera en el lugar de las personas que me pidieron que hiciera esto, probablemente no pensaría en pagar por este favor, todos estos son mis amigos, todas las llaves que tengo son de la gente que conozco, estos son los apartamentos de mis amigos".
Son solo algunos de los rostros de los millones de ucranianos cuyas vidas han cambiado radicalmente por una guerra que no tiene fin a corto plazo.