La familia Akulenco, un ejemplo de la lucha para volver a la normalidad en Irpín

El edificio de la familia Akulenco, en Irpin, tras ser bombardeado.
El edificio de la familia Akulenco, en Irpin, tras ser bombardeado. Derechos de autor Euronews
Por Natalia Liubchenkova
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La familia Akulenco lucha por volver a la normalidad después de tener que dejar su casa en Irpín, y de que esta fuera bombardeada

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A esta pareja ucraniana de Irpin la conocimos por primera vez en 2019 durante las elecciones presidenciales en Ucrania. Entonces Anastasia y Roman Akulenko apenas podían imaginar que 3 años y medio después tendrían que esconderse bajo tierra con sus dos hijas y luego huir de su casa corriendo para salvar la vida.

En los primeros días de la invasión rusa de Ucrania, este suburbio de Kiev fue duramente golpeado. La familia se marchó primero al campo en otra región. Más tarde, Anastasia y sus hijas se fueron a Polonia. La familia se reunió de nuevo en Ucrania al final del verano, pero las niñas nunca han visto lo que ocurrió en su casa. Para sus padres, venir aquí les trae recuerdos de los días más duros de su vida.

"Fue muy aterrador. Mi marido estaba en el balcón y los aviones de guerra pasaron justo por encima de su cabeza. Pensó que los cohetes eran lanzados hacia nosotros y gritó 'al suelo', nos caímos todos y luego nos escondimos en el baño, que es donde nos vestimos y fuimos al sótano subterráneo. Desde entonces, los niños no querían subir en absoluto. Pasamos una noche en el sótano y por la mañana, en cuanto terminó el toque de queda, nos pusimos en marcha", narra Anastasia Akulenko.

Todas las personas de su edificio, excepto tres, fueron evacuadas por voluntarios en una misión muy arriesgada algunas semanas después. Primero, la familia no tuvo ninguna noticia, y luego noticias contradictorias sobre su casa. Vieron un vídeo en el que se veían dos apartamentos por debajo del suyo destruidos después de que el edificio fuera alcanzado por un misil. La familia se temió lo peor.

Finalmente, descubrieron que el fuego se detuvo tras quemar su balcón. El piso, sus muebles y su equipamiento resultaron dañados por la proximidad de las altísimas temperaturas de abajo, por la ceniza cáustica y el óxido. La buena noticia es que existe la posibilidad de renovar el lugar. La pareja intenta ver esto como una oportunidad para hacer algunas mejoras.

"La temperatura era tan alta que aquí, en el quinto piso, la construcción metálica que sostenía las estanterías, el televisor en la pared, el escritorio del ordenador, la ropa sintética, todo se ha derretido", explica Akulenco, que cuenta ilusionada los planes para la reforma: "Ya tenemos planes, lo que haremos diferente. Arreglaremos nuestros errores del pasado, lo que fue un inconveniente en la ubicación de nuestros enchufes. Lo más importante es que la guerra termine. Y entonces todo será mejor".

Sin embargo, la renovación no podrá comenzar hasta el próximo año. No sólo por las dificultades financieras. Primero, las autoridades decidieron demoler el edificio. Ahora, Anastasia se siente aliviada de que, en cambio, esté prevista la reforma de la parte que está debajo del apartamento de Akulenkos, pero sin fecha fija todavía.

El tejado de arriba también está seriamente dañado. Con la ayuda del político local, de organizaciones benéficas y de voluntarios, se cubrió con una ligera lona protectora para que resistiera la estación fría y húmeda.

El invierno pasado cambió la vida de esta familia para siempre. Los Akulenko esperan que les traiga la victoria, la seguridad y la oportunidad de pasar página.

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