El Ejército ruso aprovecha aviones no tripulados del país persa que causan enormes destrozos.
El sonido de un avión no tripulado iraní se escucha en la ciudad ucraniana de Mykolaiv. Las fuerzas rusas los lanzan aquí durante la noche. Con frecuencia, sólo al amanecer los artificieros locales tienen una visión completa de los daños que han causado.
Olexandr Krivobog lleva muchos años desactivando misiles, granadas y bombas sin explotar. Pero la primera vez que se encontró con drones iraníes fue en septiembre. Asegura que en realidad es una máquina primitiva con una hélice de madera. Sin embargo, son extremadamente peligrosos: "Es un arma termobárica que prende el aire. Incluso si el dron en sí mismo hace poco daño al edificio, hay una alta probabilidad de una explosión inflamable que causará una devastación masiva".
Los restos de los Shaheds, al igual que otras municiones desactivadas, están siendo transportados a la base y examinados. Sorprendentemente, las armas procedentes de Irán, sobre las que recaen sanciones, contienen piezas procedentes de Polonia, Italia y otros países occidentales. Una sola ojiva puede esparcir cientos de pequeñas bombas por una extensa zona. Sólo algunas de ellas estallan inmediatamente.
"Supongo que necesitaremos muchos años, décadas, quizá incluso siglos para que este territorio vuelva a ser seguro", asegura resignado Krivobog
El trabajo de los artificieros sigue aumentando. Las fuerzas rusas en retirada están dejando atrás explosivos ingeniosamente colocados. Olexandr sospecha que también matarán mucho después de que la guerra haya terminado.