Los meteorólogos afirman que las condiciones meteorológicas extremas no son un fenómeno de ayer, sino que se han vuelto más intensas en los últimos años, consecuencia del cambio climático.
PUBLICIDADAlarma de inundaciones o alarma de incendios forestales. El cambio climático está mostrando su verdadera cara. Todos empezamos a sentir las condiciones meteorológicas extremas, y cada vez con más frecuencia. Dejan Ivanisević, un agricultor deKisač, un pueblo a unos 100 kilómetros de Belgrado, también las siente.
"Extremos absolutos tanto en términos de sequía como de cantidad de agua a la vez, créanme, no entiendo en absoluto lo que está pasando", dice el agricultor.
El campo de Ivanisević sufrió inundaciones en mayo.Petar Alimpijević, nuestro corresponsal de Euronews Serbia, tuvo la oportunidad de ver el lugar en persona:
Hasta hace un mes, aquí brotaban maíz y soja. Después vinieron las lluvias torrenciales, se formó un lago y las cosechas se echaron a perder. Y el sufrimiento de los productores agrícolas no termina ahí. Tras las inundaciones, llega la sequía.
"Estoy empezando a perder mi voluntad. Eso sí, principalmente trabajé la tierra porque me gusta, me encanta, todos pasamos el rato, producimos algo. Es muy agradable producir con tus propias manos. Al fin y al cabo, para alimentar al menos a tu pueblo o a tu familia. Pero cuando todo se junta créanme por una cosa que pasará por encima de mi cabeza para vencer a todos", dice Ivanisević.
Los meteorólogos afirman que las condiciones meteorológicas extremas no son un fenómeno de ayer, sino que se han vuelto más intensas en los últimos años, consecuencia del cambio climático.
"Por ejemplo, en los diez años anteriores teníamos tres olas de calor durante el año, ahora ya tenemos cinco. Luego, la cantidad de lluvia de 50 litros por metro cuadrado, que se reservaba sobre todo para todo junio o julio, ahora cae de media en 12 horas", dice la hidrometeoróloga Milena Lazarevic.
En esta incertidumbre, Ivanišević tampoco espera ingresos este año, sino lo justo para, tal vez, invertir dinero en sembrar semillas para la próxima cosecha, que espera fructífera.