Al menos 1.400 personas murieron aquel 21 de agosto de 2013 en el ataque con gas sarín cerca de Damasco atribuido al régimen de Bashar al Assad.
Un crimen impune, pero no olvidado. Diez años han pasado del ataque químico de Guta, en Siria, y los familiares de las víctimas lo han recordado con vigilias en las zonas rebeldes fuera del control del régimen.
Al menos 1.400 personas murieron aquel 21 de agosto de 2013 en el ataque con gas sarín cerca de Damasco atribuido al régimen de Bashar al Assad.
Familias enteras quedaron diezmadas y las imágnes del horror, con niños, mujeres y hombres sin vida conmocionan al mundo, marcando un punto de inflexión en la guerra en Siria.
El conflicto, que comenzó en 2011 con la brutal represión de manifestaciones a favor de la democracia, ha dejado más de medio millón de muertos y millones de desplazados.