El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, regresará a Jerusalén desde El Cairo para mantener nuevas conversaciones con Benjamin Netanyahu.
Las tropas israelíes siguen concentrándose cerca de Gaza a la espera de la anunciada ofensiva terrestre contra los militantes de Hamás.
Las fuerzas israelíes, apoyadas por buques de la armada estadounidense en la región, parecen ya preparadas para su campaña de desmantelamiento del grupo terrorista. Hasta el momento, los intensos ataques aéreos han destruido zonas enteras de la Franja, pero no han logrado detener el lanzamiento de cohetes por parte de los militantes yihadistas contra Israel.
La promesa del primer ministro de este país, Benjamin Netanyahu, que se reunió con las familias de las personas secuestradas por Hamás, es clara: destruir al grupo terrorista, autor de la muerte de 1400 personas y del secuestro de otras 150.
Atentos a Irán
Estados Unidos, mientras tanto, mueve sus fichas diplomáticas. Su secretario de Estado, Antony Blinken, presente estos días en la región, trata de reducir en lo posible el impacto del ataque terrestre israelí contra Gaza, para lo que regresará desde El Cairo a Jerusalén, donde mantendrá nuevas conversaciones con Netanyahu. Washington, como tantos otros, teme una escalada de muertes palestinas que, además, provoque la intervención de Irán.
En Gaza, por su parte, la situación empeora. Algunas fuentes hablan del restablecimiento del suministro de agua, pero sin electricidad para bombearla, de poco sirve. Alrededor de 600 000 personas han evacuado ya la ciudad de Gaza tras las advertencias israelíes de trasladarse al sur antes de que arranque la verdadera ofensiva. Tras casi 5000 fallecidos entre ambos bandos y por increíble que parezca, lo peor, seguramente, está por llegar.