El ataúd del líder de Hamás asesinado desfiló por el centro de la capital iraní rodeado de asistentes que ondearon banderas palestinas e iraníes.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, dirigió la oración fúnebre en el patio de la Universidad de Teherán, junto al nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian, ante los cuerpos de Haniyeh y del que fuera su guardaespaldas los últimos cinco años, Wasim Abu Shaaban.
Jamenei aseguró textualmente que es "su deber vengar el asesinato cometido en el territorio de la República Islámica de Irán". Después del funeral en Teherán, los restos de Haniyeh salieron hacia Catar, donde vivía en el exilio, para su entierro que está previsto para este viernes.
Un asesinato preparado y calculado en sus consecuencias
El líder de Hamás, estaba en Teherán para asistir a la toma de posesión del presidente iraní. Fue asesinado en un ataque aéreo atribuido a Israel este miércoles por la mañana en la capital iraní. Israel había prometido matar a Haniyeh y a otros líderes de Hamás tras el ataque del 7 de octubre.
La eliminación de Haniyeh en Teherán se produjo horas después de que Israel matara al comandante Fuad Shukur, miembro de alto rango del grupo aliado de Irán, Hizbulá, en Beirut.
En los últimos meses el Ejército de Israel había ido matando a miembros de la familia de Haniyeh en Gaza, incluidos tres hijos y cuatro nietos. Abdul Salam, hijo del líder de Hamás, aseguró horas después de la muerte de su padre que la resistencia del movimiento islamista no termina con el asesinato de sus líderes. "Estamos en una revolución y una batalla continua contra el enemigo, y la resistencia no termina con el asesinato de los líderes", aseguró Salam.