Kamala Harris pone a Donald Trump a la defensiva en un bronco debate repleto de reproches

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Kamala Harris, candidata demócrata, y Donald Trump, candidato republicano, abrieron el debate con disputas sobre la economía del país y el aborto en el que quizá sea su único encuentro para debatir antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

Harris, actual vicepresidenta del país, ha criticado a Trump por el estado de la economía cuando dejó el cargo, y explicó que ella, en cambio, planea basarse en las esperanzas y aspiraciones del pueblo estadounidense, y pretende crear una "economía de oportunidades".

"Lo que hemos hecho es limpiar el desastre de Donald Trump", afirma Harris. Trump le respondió y presumió de la economía durante su mandato, afirmando que ha creó una de las mayores economías de la historia del país.

La vicepresidente demócrata también adviertió de los peligros de las políticas enumeradas en el Proyecto 2025. Por su lado, Trump negó haber leído tal plan quitándole importancia al asunto.

Ambos se enfrentaron por las políticas relativas al aborto. Harris pronunció un apasionado discurso sobre los derechos reproductivos y afirmó que "Donald Trump no debería decirle a una mujer lo que tiene que hacer con su cuerpo". Adviertió de que el expresidente impondría una prohibición nacional del aborto si gana.

Trump negó este hecho diciendo que era "mentira" y expresó que no va a "firmar una prohibición y no hay razón para firmar una prohibición". El republicano añadió además que quiere que la potestad quede en manos de los estados.

Trump retó a Harris y le preguntó si permitiría el aborto en el tercer trimestre. También afirmó que los demócratas apoyan el aborto después del nacimiento. La moderadora, Linsey Davis, aclaró a los espectadores que no hay ningún estado en el país en el que sea legal matar a un niño después de nacer.

Política para Oriente Próximo en plena guerra de Gaza

La vicepresidenta Harris volvió a insistir en su creencia en una solución de dos Estados que permita tanto a Israel defenderse, en particular ante las amenazas de Irán, como la reconstrucción de Gaza, "donde los palestinos tengan seguridad, autodeterminación y la dignidad que tanto se merecen".

El exmandatario contraatacó y afirmó que la guerra nunca habría ocurrido si él fuera presidente, diciendo varias veces que Harris "odia a Israel". Harris negó la acusación y respondió acusando a Trump de tratar "de nuevo dividir y distraer" de la realidad de que está equivocado en seguridad nacional y política exterior.

"Es bien sabido que admira a los dictadores, quiere ser dictador el primer día, según él mismo", añadió. De un conflicto a otro, Trump se negó a tomar partido cuando le preguntaron sobre si quería que Ucrania ganara la guerra contra Rusia. "Quiero que la guerra termine", declaró.

El interés por el debate trascendió las fronteras nacionales. Desde un albergue para inmigrantes en Tijuana (México), donde decenas de personas vieron una versión traducida de los debates en un televisor, Rakan al Muhana, de 40 años, solicitante de asilo de Gaza, se animó cuando los candidatos hablaron sobre Israel y Palestina.

"Estamos huyendo de la guerra", dijo. "Estamos huyendo de las bombas israelíes. Él (Trump) no nos ve como seres humanos. Mi hija, que tiene cuatro meses, para él es una terrorista". Al Muhana ha estado en un viaje de varios meses desde Gaza hasta esta ciudad fronteriza, con su esposa y sus cuatro hijos. Se fueron escapando de la zona en conflicto cuando tanto su madre como su padre murieron en un bombardeo.

Harris consiguió plantar cara a Trump tras el desastroso debate de Biden

Para muchos demócratas, Kamala Harris fue todo lo que Joe Biden no fue al enfrentarse a Donald Trump: enérgica, veloz, implacable al atacar a su oponente.

En un giro de la historia con respecto a la de junio, los demócratas que se reunieron en bares y otros lugares el martes por la noche y encontraron muchos motivos para celebrar su campaña para poner nervioso al republicano. En un debate que según las encuestas estaba excepcionalmente reñido y en el que ambos bandos buscan una ventaja, los demócratas fueron los que salieron más exultantes después de la transmisión televisada a nivel nacional.

"Ella enjuició a Donald Trump esta noche", comentó Alina Taylor, de 51 años, una profesora de educación especial de secundaria que se unió a cientos de personas en un campo de fútbol de la Iglesia Bautista Salem de Abington, en un suburbio de Filadelfia. En cuanto a Trump, dijo, "me horrorizó" su actuación. "La gente se reía de él porque no decía mucho sentido"

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En Seattle, la gente se reunió en Massive, un club nocturno queer donde decenas de personas vieron el debate en un proyector instalado frente a la gran bola de discoteca del club. La multitud rió y aplaudió cuando Trump calificó a Harris de marxista. Más aplausos cuando el moderador del debate mencionó la afirmación falsa de Trump de que algunos estados legalizan el asesinato de bebés después del nacimiento.

Sin embargo, en Brentwood (Tennessee), Sarah Frances Morris no escuchó nada en su fiesta para ver el debate que hiciera tambalear su apoyo a Trump. "Creo que la superó en la frontera", dijo. "Creo que también la superó en tener planes y dejar que el pueblo estadounidense sepa cuáles son. Y creo que a Kamala Harris le gusta mencionar que tiene planes para cosas, pero en realidad nunca explica en detalle cuáles son esos planes". Morris admitió que estaba viendo cómo se hacía historia, "porque tenemos a nuestra primera mujer negra que se postula para la presidencia". Pero, agregó, "no creo que haya cumplido con lo que necesitaba para llegar al lugar que necesitaba".

Es cuestionable cuánto aprendieron los espectadores sobre lo que Harris haría como presidenta o si se ganó a los independientes o a los republicanos vacilantes. Pero para algunos demócratas, abatidos, si no presas del pánico, después de la torpe actuación de Biden en el debate, fue suficiente ver a un candidato demócrata poniéndose seriamente nervioso con Trump. "Es bastante incapaz cuando está enfadado", dijo Ikenna Amilo, una ciudadana en una fiesta de observación demócrata en un pequeño local de conciertos en el centro de Portland, Maine. "Cuando lo pinchas, es realmente reactivo y no muestra el temperamento que quieres en un presidente, así que creo que Kamala ha demostrado que está haciendo un buen trabajo".

Natasha Salas, de 63 años, de Highland (Indiana) vio el debate desde una fiesta de observación de la hermandad Alpha Kappa Alpha y recibió con agrado el llamado de Harris para enfriar la temperatura política, incluso cuando la vicepresidenta denunció a Trump a cada paso. "Todos queremos las mismas cosas, demócratas y republicanos", dijo Salas. "Somos más parecidos que diferentes. Quiero ver que el país avance y haya menos divisiones”.

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