En imágenes: celebraciones en Damasco por la caída del régimen de Al Assad
Varios combatientes rebeldes islámicos han tomado Damasco este domingo, desatando celebraciones mientras la multitud coreaba consignas contra el expresidente Bashar al Assad.
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Una coalición de rebeldes islamistas sirios ha tomado el control de la capital del país, Damasco, durante la pasada madrugada, acabando con 24 años del régimen del presidente autoriatario, Bashar al Assad.
Varios medios árabes apuntan a que Al Assad ha huido de Damasco en avión y se encuentra en paradero desconocido. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado en su plataforma Truth Social que Al Assad está fuera de Siria: "Assad [sic] se ha ido. Ha huido de su país. Su protector, Rusia (...) ya no estaba interesada en protegerlo", ha escrito en la red social.
Tras años con un conflicto estancado que comenzó hace una década con la llegada de la Primavera Árabe al Magreb y a Oriente Próximo, las tornas han cambiado radicalmente en tan solo dos semanas. El domingo, la coalición islamista rebelde declaró en su canal de Telegram que se habían hecho con el control de Damasco y que las fuerzas sirias estaban en retirada.
Los aliados tradicionales de Al Assad, Rusia e Irán, debilitadas por sus conflictos bélicos con Ucrania e Israel, respectivamente, han optado por no apoyar al expresidente, precipitando así su caída.
Numerosas multitudes se han congregado para celebrarlo en las plazas centrales de Damasco, coreando consignas contra Al Assad y haciendo sonar las bocinas de los coches.
En la plaza de los Omeyas, situada en el corazón de la capital siria, la gente ondeaba la bandera verde que simboliza el levantamiento de Siria contra el régimen de Al Assad, un acontecimiento que no se veía desde hacía más de una década, antes de que las protestas masivas desembocaran en una devastadora guerra civil.
A pocos kilómetros de la plaza de los Omeyas, los sirios irrumpieron en el palacio presidencial y arrancaron los retratos de Al Assad de los aposentos donde el derrocado dirigente recibía a los jefes de Estado que visitaban el país.
