El 20 de junio, el Papa León XIV reconoció oficialmente el martirio de 124 personas en España y 50 franceses -religiosos, seminaristas y fieles laicos fallecidos en 1944 y 1945- antes de anunciar su beatificación para finales de 2025.
La Catedral de Jaén acogió el sábado la ceremonia de beatificación de 124 mártires de la Iglesia de Jaén que fueron asesinados durante la Guerra Civil española. Los beatificados son 109 sacerdotes, una religiosa clarisa y 14 personas laicas.
La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, quien estuvo acompañado de varios cardenales, obispos, decenas de sacerdotes de todas las parroquias de la provincia y numerosas autoridades.
El obispo de Jaén, Sebastián Chico Martínez, definió esta beatificación como un signo providencial en pleno Año Jubilar de la Esperanza, destacando que "la sangre de estos cristianos se ha convertido en semilla fecunda" y que su testimonio es una llamada a renovar la fe.
Estas beatificaciones representan las primeras del pontificado del Papa León XIV y son el resultado de un largo proceso iniciado por monseñor García Aracil y continuado por otros prelados. Durante la ceremonia se leyó la carta Apostólica del Papa declarando mártires a estos hombres y mujeres. Como es tradición en la Iglesia católica, se reunieron reliquias de los mártires para su veneración, lo que implicó la exhumación de algunos restos que fueron depositados en una urna portada hasta el altar mayor por familiares de los beatos.
La Catedral habilitó más de 2.000 plazas para este acontecimiento. La Diócesis subraya que estos mártires, muchos de los cuales murieron perdonando a sus ejecutores, representan no solo un reconocimiento histórico, sino también un impulso espiritual y una invitación a vivir la fe con mayor profundidad.
50 beatificados más en París
La catedral de Notre-Dame de París permaneció cerrada este sábado 13 de diciembre, pero cualquier posible descontento entre los residentes y visitantes de la capital francesa tuvo que ser atemperado por el más que solemne motivo.
Se trataba de la beatificación de Raymond Caré, Gérard-Martin Cendrier, Roger Vallée, Jean Mestre y sus 46 compañeros mártires. Jóvenes sacerdotes, religiosos, seminaristas, scouts y militantes laicos de Acción Católica, habían respondido en 1943 a la llamada del abate Jean Rodhain, futuro fundador del Secours Catholique, y del arzobispo de París, Emmanuel Suhard.
El objetivo era unirse clandestinamente a los trabajadores franceses enviados a Alemania en el marco del Servicio de Trabajo Obligatorio (STO), que afectó a entre 600.000 y 650.000 personas enviadas a Alemania desde Francia entre junio de 1942 y julio de 1944, "para ofrecerles un apoyo fraternal y espiritual prohibido por el régimen nazi", se lee en la página web de la catedral.
"La mayoría de ellos tenían entre veinte y treinta y cinco años y, junto con tantos otros apóstoles anónimos, comprendieron el desamparo espiritual y moral de un millón quinientos mil jóvenes trabajadores franceses deportados a Alemania*, que ahora se encontraban sin ningún punto de referencia religioso, ya que los sacerdotes alemanes tenían prohibido atenderles", señaló el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, durante su homilía.
*Las investigaciones sugieren que 1.500.000 franceses -prisioneros, requisadores del STO y voluntarios- trabajaron en Alemania entre 1942 y 1945.
2.500 personas se reunieron en la nave para asistir a la mayor beatificación colectiva jamás organizada en Francia. De estos 2.500 participantes, 1.500 eran miembros de las familias de estos mártires. También estuvieron presentes obispos franceses y alemanes, que situaron esta beatificación bajo el signo de la reconciliación. El cardenal se dirigió a los fieles "en francés y también en alemán", como señala Le Parisien.
Beatificación para "mirar al presente y preparar el futuro"
En diciembre de 1943, una orden del jefe de la Gestapo, Ernst Kaltenbrunner, condujo a la detención e incluso al envío a campos de concentración de algunos miembros activos de la Misión.
Los 50 mártires franceses no fueron asesinados todos al mismo tiempo ni en el mismo lugar. Tras su captura, algunos fueron ejecutados y torturados, mientras que otros fueron enviados a campos de concentración.
Deportados a Buchenwald, Mauthausen, Dachau, Neuengamme o Flossenbürg, estos jóvenes murieron "en odio a la fe", según la fórmula vaticana que reconoce su martirio.
El 20 de junio de 2025, el Papa León XIV firmó un decreto del Dicasterio de las Causas de los Santos por el que se reconocía el martirio de 50 franceses que murieron por odio a su fe bajo el régimen nazi en 1944 y 1945.
Pero lejos de ser una ceremonia puramente "histórica", esta beatificación se presentó firmemente enraizada en el presente, e incluso en el futuro.
El cardenal Hollerich declaró que "esta beatificación nos invita a mirar el presente y a prepararnos para el futuro", porque "no somos inmunes a la guerra ni a la violencia".
Para Aleteia, estos mártires nos invitan a releer la herencia espiritual de la Segunda Guerra Mundial, a medir "lo que significa la libertad, y a considerar cómo la fe puede convertirse en fermento de valor y esperanza en los contextos más oscuros".