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¿Qué significa reducir el riesgo de la economía europea?

En colaboración con The European Commission
¿Qué significa reducir el riesgo de la economía europea?
Derechos de autor euronews
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Por Fanny GauretEuronews
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A medida que la Unión Europea avanza hacia sus objetivos de cero emisiones netas, ¿cómo puede el bloque comunitario proteger su economía y sus industrias, cuando sus cadenas de suministro dependen en gran medida de China, para una amplia gama de materiales?

A medida que la Unión Europea avanza hacia sus objetivos de cero emisiones netas, ¿cómo puede el bloque comunitario proteger su economía y sus industrias, cuando sus cadenas de suministro dependen en gran medida de China, para una amplia gama de materiales?

Deuda, inflación, salarios o empleo... Sabemos que es difícil entender cómo funciona la economía. Por eso, en cada episodio de Real Economy, Euronews le ofrece un curso intensivo, de aproximadamente un minuto de duración, para ponerle rápidamente al día, sobre el panorama general. En este curso, los periodistas le exponen los conceptos más importantes, y le explican cómo reaccionan las políticas públicas ante los cambios en la actualidad y las tendencias económicas. Vea el curso acelerado de un minuto en el vídeo situado en la parte superior de este artículo.

China, país que se ha consolidado como la segunda economía mundial, es actualmente una pieza fundamental del rompecabezas de la ‘energía verde’ en la UE. El bloque comunitario depende casi en su totalidad de Pekín, entre un 98 % y un 100 %, para el suministro de materias primas minerales como el litio, el magnesio, el cobalto y el manganeso, elementos químicos esenciales para los fabricantes de las industrias tecnológica y de defensa.

Como señala el Real Instituto Elcano, China controla el 37 % de las reservas mundiales de las denominadas ‘tierras raras’, lo que ha aumentado su poder geopolítico. Aunque estos minerales no se extraen en China, se envían allí para su procesamiento, y son esenciales para producir baterías, turbinas eólicas y paneles solares.

Los vehículos eléctricos fabricados en China tienen una demanda creciente en el continente europeo. Solamente en noviembre de 2022, las exportaciones de vehículos eléctricos chinos a Europa se valoraron en 2 850 millones de euros.

Aunque la mayoría de estas exportaciones fueron de vehículos de fabricantes europeos y no de marcas chinas, la compañía PwC, especializada en auditoría, peritaje contable y asesoramiento, considera que se trata de un mercado en crecimiento, y estima que, hasta 800 000 coches fabricados en China podrían exportarse a Europa en 2025.

Mientras tanto, el uso de la energía solar en la UE se disparó hasta casi el 50 % en 2022. Sin embargo, gran parte de los paneles solares que se utilizan en los países comunitarios, no se produce en Europa. Así, el 80 % de esos paneles solares proceden de China; las importaciones se valoraron en 21 000 millones de euros, solamente en 2022.

Entonces, ¿por qué la dependencia de China representa un problema potencial para la Unión Europea?

Poner todos los huevos en la misma cesta

El bloque comunitario depende cada vez más de China para sus importaciones, que superan, con creces, el valor de sus exportaciones al ‘gigante asiático’. Según Eurostat, el déficit comercial de la UE con China se situó en 36 000 millones de euros en septiembre de 2022, antes de descender a 27 400 millones de euros en diciembre de 2022. Sin embargo, este déficit comercial era notablemente inferior en enero de 2021; se cifraba en 14 600 millones de euros.

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Gráfico que refleja el comercio de la UE con China y con otros países extracomunitarios.Euronews

Al igual que la UE, Japón dependió en gran medida de China, para asegurarse el suministro de minerales críticos durante varios años. Sin embargo, lo que durante mucho tiempo fue visto por muchas personas como un recurso estratégico, pronto se convirtió en ‘un arma comercial’.

Una disputa sobre un pesquero en 2010 llevó a Pekín a cortar todas las exportaciones de ‘tierras raras’ a Japón, lo que obligó a las autoridades niponas a establecer acuerdos comerciales con Australia, para reducir su dependencia de China.

Entretanto, la medida puso de manifiesto la necesidad de diversificar las cadenas de suministro para reducir la vulnerabilidad.

A medida que crece la economía de China y aumenta la demanda europea de materiales del país asiático, Bruselas se encuentra en una situación de vulnerabilidad similar. Las crecientes tensiones por la postura de Pekín en la ‘guerra de Ucrania’, y las posibles amenazas al orden mundial, han empujado a la Unión Europea a buscar alternativas.

Bruselas quiere disminuir su dependencia de China. Y, en palabras de la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen, "reequilibrar los lazos económicos" es un asunto clave.

Reducir riesgos, no desvincularse

¿Cómo pretende la UE reducir su dependencia de Pekín, garantizando al mismo tiempo que los acuerdos comerciales sigan promoviendo la prosperidad, tanto en China como en el bloque comunitario?

Bruselas quiere hacer más justa la competencia entre ambas partes, aumentando la transparencia y la reciprocidad. Además, quiere reevaluar el Acuerdo Comprensivo de Inversiones, CAI, entre la Unión Europea y China, para mitigar los riesgos para la economía y la seguridad de la UE.

Para ello, las autoridades comunitarias quieren crear una estrategia de reducción del riesgo económico basada en cuatro pilares.

En primer lugar, las economías e industrias europeas deben ser más resistentes y competitivas, sobre todo, en el sector digital, en el de las tecnologías limpias y en el de la salud.

Además, la Unión Europea deberá utilizar mejor las herramientas con las que cuenta, para impedir la coacción económica.

En tercer lugar, habrá que aplicar nuevas políticas para proteger el capital y la experiencia de las empresas, y garantizar que no se utilicen para mejorar los servicios militares y de inteligencia de potencias rivales.

Por último, la Unión Europea tendrá que alinearse con otros socios comerciales, creando y modernizando acuerdos de libre comercio para reforzar las cadenas de suministro, y diversificar el comercio.

Si Bruselas consigue avanzar en estos cuatro ámbitos, podría ayudar al bloque comunitario a recuperar el control de sus cadenas de suministro, trazar el futuro de sus sistemas energéticos, y garantizar una transición más ‘suave’ hacia una Europa más limpia y ecológica.

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