En Praga, el Museo de bacinillas y retretes ha tenido tanto éxito que ahora cuenta con nuevas instalaciones en la zona histórica de la ciudad.
En Praga, el Museo de bacinillas y retretes ha tenido tanto éxito que ahora cuenta con nuevas instalaciones en la zona histórica de la ciudad.
Su propietaria, Renata Sedlackova, abrió las puertas del primer museo en 2014.
“El museo nació por casualidad. Compramos una fortaleza medieval cerca de Praga y allí encontramos retretes góticos y barrocos. Por eso empezamos a coleccionar estos objetos, empezamos a interesarnos por su historia, por el papel que han jugado en la vida cotidiana de la gente y por su evolución”, explica Sedlackova.
Más de dos mil piezas forman parte de la colección. La más antigua es una bacinilla del siglo XV. También hay una fabricada para Napoléon Bonaparte, aunque éste nunca la utilizó.
“Empezó como una colección para divertirnos pero después nuestros amigos nos regalaban piezas, compramos algunas en subastas. Era incluso el regalo que nos hacíamos en la familia en fechas señaladas como los cumpleaños, las Navidades o el Día de San Valentín. Cuando recibíamos una bacinilla, por ejemplo, nos sentíamos muy felices”, asegura la propietaria del museo.
Las nuevas instalaciones del Museo de bacinillas y retretes abrirán sus puertas en la zona histórica de Praga en diciembre.
