Investigadores advierten de que las políticas climáticas que llevan a las personas a cambiar su comportamiento pueden debilitar sus valores y el apoyo al medio ambiente.
Las políticas climáticas que buscan cambiar los estilos de vida corren el riesgo de provocar una ola de "efectos secundarios negativos no deseados", incluso entre quienes tratan voluntariamente de adoptar opciones sostenibles. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) afirma que los cambios de estilo de vida podrían ayudar al planeta a recortar emisiones hasta un 70% para 2050.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature Sustainability' advierte de que iniciativas frecuentemente promovidas, como comer menos carne, prohibir los coches en los centros de las ciudades y pedir a la gente que renuncie a volar, pueden estar debilitando sus valores "verdes".
¿Están resultando contraproducentes las políticas climáticas?
Los investigadores encuestaron a más de 3.000 alemanes representativos de la demografía del país, y les preguntaron por políticas climáticas y, a modo de comparación, por las políticas de la COVID-19.
Concluyeron que mandatos bienintencionados pero mal diseñados pueden volver menos ecológicos a ciudadanos "verdes" a causa de lo que se conoce como el "efecto exclusión", que ocurre cuando la aversión de una persona al control pesa más que su motivación previa para llevar un estilo de vida específico.
Por ejemplo, quizá ya vayan en bicicleta, usen transporte público y sean cuidadosos al calentar o enfriar su casa, pero cuando se enfrentan a políticas de neutralidad de carbono, como las prohibiciones de coches en las ciudades, reaccionan con un fuerte rechazo
Cambio climático frente a la COVID-19
Los investigadores hallaron un 52% más de rechazo a los mandatos climáticos que a los de la COVID-19, que suscitaron una hostilidad enorme en todo el mundo, especialmente en países como Estados Unidos. Durante la pandemia se propagaron las posturas contestatarias, con miles de personas negándose a cumplir normas como llevar mascarilla en público o mantener la distancia social.
"Parece que la cuestión climática podría ser mucho peor", afirma el economista Sam Bowles, uno de los autores del estudio. "La ciencia y la tecnología para ofrecer un modo de vida bajo en carbono están casi resueltas, lo que va por detrás es una ciencia social y del comportamiento capaz de diseñar políticas climáticas eficaces y viables políticamente".
¿Cómo pueden las políticas climáticas fomentar valores ecologistas?
Aun así, señalan que hay motivos para el optimismo, tras comprobar que la resistencia era menor entre quienes percibían que la medida era eficaz, no restringía su libertad de elección y no invadía su privacidad ni su integridad corporal.
"En Alemania hay menos oposición a limitar los vuelos de corta distancia que a otras medidas", señala la economista del comportamiento y psicóloga Katrin Schmelz, autora principal del estudio. "Puede deberse a que la red ferroviaria europea ofrece una alternativa adecuada".